20081007

El otro chisme 6: [¡Ojo: no hay vuelta a la izquierda!]

[¿Cuánto tiempo desde mi ultimo post?... mucho…En esta ocasión este es un pequeño reto escolar (en otro post lo dedicare íntegramente a hablar de esta nueva experiencia de estudiar en la UNAM), en donde después de leer “Extraños peregrinos: 12 cuentos” de García Márquez, se tenía que redactar un cuento imitando su estilo, ¡ohhh, gran reto! Así que este es un “chismecito” lleno de narración y con pocos diálogos. Espero se note un poco, alguna evolución en mi redacción…]

I


Inesperadamente esa tarde de domingo las nubes no cubrían al sol como todo septiembre lo habían hecho. El calor traspasaba el techo del auto de papá, atrás habíamos dejado el festejo por el cumpleaños de mi abuelo, y nos dirigíamos a casa. En la radio sonaba quien supiera el futuro para no enamorarse. Transitábamos por el boulevard de Ojo de Agua, que por cierto, estaba en reparación. En el cruce de la llantera “Euskadi” el camino se encontraba trastocado por una valla que impedía el paso, los pocos autos que circulaban se repartieron hacia la derecha e izquierda, mi papá decidió seguir a una camioneta negra que eligió el camino de la derecha. Dos calles seguidas, y una a la izquierda, la noción básica de orientación sobre las calles cuadradas de Ojo de Agua dictaba que la siguiente vuelta a la izquierda nos haría encontrar con el boulevard de nuevo, sin embargo, un letrero anunciaba: “¡Ojo: no hay vuelta a la izquierda!”.
— ¿Y si rodeamos los nuevos departamentos?, — nos comento mi papá, más en forma de aviso, que buscando mi opinión o la de mi mamá — seguro salimos de nuevo al boulevard o al inicio de la carretera.

II


Terminando los multifamiliares, el camino dejaba de ser pavimentado y conducía a una vereda rodeada por árboles, desde donde a lo lejos aún se veían los coches que se dirigían al Distrito Federal. Por las ventanas del auto se colaba el olor fresco de la hierba, que en días pasados había sido regada por las intensas lluvias. El camino parecía interminable, y la noche amenazaba con despedir a la tarde. A lo lejos una tenue columna de humo se atisbaba. Procedía de un pequeño poblado de nombre incierto, pero que en la entrada lucía un pequeño letrero que con letra redonda rezaba neninis cemiac. Las casas estaban repartidas sin un orden aparente, rodeadas de cactáceas y burros que convivían en plena armonía; sin embargo no se observaba gente en ellas.
— ¿Le seguimos hasta donde se ve el humo? — nuevamente nos preguntó mi papá, sin buscar nuestra aprobación para seguir el camino.

III


Mientras avanzábamos se percibía un barullo lejano procedente seguramente del mimo lugar de donde salía la columna de humo. Las viviendas comenzaban a escasear, y al fondo apenas se distinguía un frente de árboles y cactáceas, que a lo lejos aparentaba ser un ejercito listo para atacar. Mi padre como poseído por la curiosidad, no soltó el volante hasta estar a pocos pasos del ejército botánico. Al descender del auto lo primero que vi, tras los árboles, fue un grupo de indígenas danzando con mascaras de madera , labradas y pintadas a semejanza de algún animal. El baile parecía que no tenía algún orden aparente, pero lucía como si sus movimientos fueran ensayados por meses. Se guiaban por el compás de una melodía extraña, la cual no me recordaba ni a la oída con los “danzantes del zócalo”. Extrañamente su comportamiento no intimidaba, por el contrario, invitaba a seguir adelante. A los pies de los árboles reposaban algunos petates con vasijas de barro cubiertas por frutas espinosas, propias de las cactáceas. El humo que se distinguía a lo lejos, procedía de un hoyo en la tierra, donde se estaban cocinando trozos de carne.

IV


Al acercarnos con una de las mujeres que estaba junto a un petate, me percate de que no hablaban español, sin embargo, no fue necesario para que la mujer, de mirada triste, ojos pequeños y tez del color de la tierra, nos ofreciera un fruto de los que tenía en su vasija. Lo mismo sucedió con cuanta mujer nos acercábamos. Una indígena de edad avanzada, que lucía dos hermosas y grandes trenzas, se acercó a nosotros para ofrecernos una bebida, que olía fuertemente a alcohol, dentro de un gran botellón de base esférica y cuello cilíndrico y angosto, en el interior se podían distinguir varios frutos. La cordialidad y hospitalidad de los indígenas, nos obligo a no negarnos a rechazar el deguste de aquello bebida, que parecía tener lumbre al pasar por la garganta, pero que dejaba una sensación de tranquilidad y alegría después de tomarla.

Por instinto, o tal vez por imitación, tome una mascara que representaba un diablo colorado, para unirme a la danza. La noche parecía no tener fin, la luna en todo su esplendor fungía como un gran reflector. La comida que nos ofrecían, los bailes, la bebida, la luna; en fin todo, parecía danzar al compás de la música, para nuestro deleite.

V


— ¡Papá despierta!, tenemos que llegar a casa— le decía al tiempo que lo movía para que despertara del profundo sueño, que sobre el pasto tenía.
— ¿Y los inditos?— me pregunto.
— ¡No sé!, no se ve nada, ni nadie cerca, más que nosotros y el coche — le conteste, sin embargo, había algo raro en su rostro. Su cabello lucía más canoso que un día antes, y su cara mostraba arrugas que no había percibido. Al despertar mi mamá su aspecto era similar: envejecida. Al voltear mi papá a verme su cara reflejaba un gran asombro, por lo que corrí al retrovisor del coche para ver, lo que no quería ni imaginarme, por mi cara también habían pasado los años. Sin embargo, al encender el radio, y buscar la estación donde dan la fecha y la hora, solo había pasado una noche.

-o-

[Este es para ti, que estas acompañándome en este nuevo reto… Gracias niña muchita]

20080118

El otro chisme 5: [13 Horas]

[Mas que un cuento es un pequeño relato en primera persona, en el cual soy el protagonista, es como dijera Silvia Pinal ‘un caso de la vida real’, espero les agrade y Feliz 2008]

I

-¿Qué tranza Osbe vamos a ir a pintar en la noche?- me preguntó el ‘Sincko’ en la tarde a la entrada de mi casa.
-¿A qué hora y en dónde?- le conteste.
-Igual que la otra vez, allá con el Orgas a las diez- terminó la conversación.

Como el frente frió 18 azotaba directamente a la Ciudad de México, me di un baño para darle un poco de calor a mi cuerpo y me enfunde en el pijama, a las diez de la noche me puse encima de la pijama otro pantalón y dos sudaderas, por eso de prevenir los cambios de temperatura.

Al llegar al ‘punto de reunión’ ya se encontraban varios ‘XVNCA’ que estaban ansiosos por pintar sobre Tlalpan; el ‘Orgas’ cargaba una mochila azul llena de aerosoles junto con su esposa e hija para ‘despistar’. En la estación del metro Portales solo aguardamos por el ‘Sien’ que era el único faltante a la cita.

-Acabo de ver como atoraban a unos weyes en donde había pintado el Morfo y el Kaze- fue como el ‘Sien’ nos saludo al llegar al metro.
- No eches la mala vibra- le reclamó el ‘Sincko’ y sacudió sus manos sobre el ‘Sien’ como si tratara de tirarle la ‘mala vibra’.
-Esperó no sea mal augurio- termino la platica el ‘Orgas’ por que el metro listaba a llegar a los andenes.

El metro San Antonio Abad fue elegido para empezar la ‘noche atascada’ como la habían bautizado por ser una noche donde esperábamos pintar todo lo que se pudiera. Al salir todos nos preparamos: quitar las válvulas a los aerosoles, ponerles una válvula ‘fat’, colocarnos un guante de látex para evitar las molestas manchas en las manos y agitar los aerosoles disimuladamente para empezar a pintar a la primera oportunidad.

II

-¡Shhht!- se oyó del interior de un auto que se incorporaba a Tlalpan sobre la lateral de Viaducto.
-Ahí te hablan- le dijo el ‘Orgas’ dirigiendo la mirada al ‘Sien’

Como buen altruista me acerque para saber que era lo que querían, solo nos preguntaron como llegar al Aeropuerto, sé los dijimos y nos incorporamos de nuevo al grupo, sin haber dado más de diez pasos por Tlalpan llegó una ‘Ram’ llena de policías y tras ella varias más de las cuales descendieron decenas de policías.

-¡Contra la pared!- dijo un policía apuntando con la metralleta. Me revisó las bolsas y me pidió que le mostrara lo que contenía mi morral; y al ver que traía aerosoles me exigió que abordara la ‘unidad’.
-¡Pero si no estoy haciendo nada!- repliqué.
-¿Cómo no? ¡Estabas graffiteando!-
-¡No es cierto!, ¡yo no he pintado nada! y portar aerosoles no es ningún delito- le dije al mismo que me daba gracia como se atrevia a decir ‘graffiteando’ cuando el verbo ‘graffitear’ no existe, se dice pintar.
- ¡Que te subas!- con un tono más agresivo y empujando me llevó a los pies de la ‘Ram’.
-¿Qué pasa?, ¿Sé esta poniendo pendejo?- graznó otro policía que lucia una especie de pasamontañas en el rostro, al mismo tiempo que me amenazaba con la metralleta.

Sentía que de un momento a otro me golpearían como tantas veces había oído, por lo que resignado aborde la ‘Ram’, al subir a ella pude apreciar el sometimiento de los mis compañeros, segundos después uno por uno fueron subiendo a todos, el ‘Orgas’ trataba de tranquilizar a su hija que por el actuar de los policías estaba hecha un ‘mar de lagrimas’.

En el trayecto al Juzgado Civil, nos gritaban <<¡No alcen la cabeza!, ¡Ahora si van a valer madre!, ¿Qué se ganan con graffitear?>>, solo nos mirábamos tratando de tranquilizarnos y pensar que no nos pasaría nada. Al llegar al juzgado varios policías nos pidieron nuestros nombres y nuestra edad, por un momento dudé en decir un nombre y una edad falsa, crear en ese momento una identidad nueva, sin pasado, que en ese momento comenzara su historia; pero deseche la idea y me dije <<¡Awevo! Soy Christopher, tengo 22 años, y tengo más conocimientos que estos palurdos con traje azul y metralleta, además que no hice nada>> que equivocado estaba. También nos tomaron fotos sin dejar de ridiculizarnos a cada momento.

Al entrar al juzgado separaron a los menores de edad, solo nos quedamos el ‘Orgas’ y yo. Aunque ante la juez declaramos en reiteradas ocasiones que no habíamos hecho nada, hecho que era real ya que aún no empezábamos a pintar a la hora de la detención, la juez nos pedía que presentáramos pruebas a nuestro favor, cosa imposible ya que la palabra de los ‘palurdos azules’ tenia mas ‘peso’ que la nuestra, la sentencia: 13 horas de arresto en el Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social mejor conocido como el ‘Torito’.

III

-¡Quiubo!- me dijo al entrar a mi celda un joven entrecano después se volvió a dormir.

Aunque los ‘custodios’ me dejaron tomar dos cobijas el frió calaba hasta los huesos, no pude dormir solo oía las risas, los quejidos y los ronquidos de los demás ‘detenidos’. A las 6:30am puntuales nos sacaron de los bloques de cemento, que intentaban ser una cama, para ir al comedor por frijoles, un bolillo y una infusión de manzanilla, como la apariencia de la comida no era de confiar solo probé la infusión que rebozaba de humo, y que intentaba amainar aunque fuese un poco el frió, que se incrustaba en las bancas de metal que conformaban el comedor.

Nos dejaron regresar a los ‘dormitorios’ pero nos recogieron las cobijas, conciliar el sueño me parecía una empresa imposible así que decidí encontrar ‘Otros Chismes’ en el pasillo de los dormitorios.

IV

-¿Y tú por qué estas aquí?- le dijé al joven de sudadera gris que se incorporaba a las cercanías de la reja.
-Por vender pantaloncitos en el centro- me contestó, aún titiritando por el frío.
-¿Y cuántas horas te echaron?-
- 13 y ¿a ti?-
-Igual, y ¿no alcanzabas fianza?-
-Si, pero querían $200 y yo apenas saqué en todo el día $150, pero ya salgo a las siete-

<<Pinche Ebrard y sus soluciones>> pensé y su nombre se oyó mientras el ‘custodio’ le abría la reja para que saliera, su ‘condena’ había sido cumplida.

V

-¿Y usted por qué esta aquí?- le pregunté a un señor que se cubría la cabeza con una sudadera un poco mugrosa.
-Por borracho- me contestó
-¡Ahh!, ¿Por el alcoholímetro?-
-¡No!, por estar tomando en la Central-
-¿Y cuántas horas?-
-25, pero ya estoy aquí desde ayer, salgo a las 11:30 de la mañana, pero horita que salga me voy a tomar una cuba-
-Así se habla don-

VI

A las 7:30am nos llamaron a ‘pasar lista’, nos formaron en el patio en filas de cinco personas, gritaban el nombre y teníamos que contestar el apellido; después de una nueva revisión minuciosa a nuestras prendas, nos mandaron de nuevo a los dormitorios. Dos nuevos ‘huéspedes’ se unieron al dormitorio que compartía con el ‘Orgas’ y el ‘joven entrecano’, los ‘nuevos’ era el ‘werito’ y el ‘fresita’, los tres estaban ahí por que rebasaron los 0.4 miligramos en la prueba del alcoholímetro.

-¿A todo les dieron 20 horas?- dirigí la pregunta a los tres que estaban arrestados por el alcoholímetro.
-¡No, a mi 25!- contesto el ‘fresita’.
- ¿Y por qué mas horas?-
-Porque me aloqué e insulto a esos pinches policías-
-¡Qué mal pedo!-

Dieron las 8:30am y de nuevo nos sacaron al patio para que asearan los dormitorios.

VII

-¿Y ustedes por qué están aquí?- les pregunte a dos tipos que me daban risa sus caras.
-Por limpiar parabrisas- me contesto el más alto de los dos.
-No sabia que limpiar parabrisas fuera delito-
-De repente hay operativos y nos cargan-
-¿Y a ustedes cuánto les pedían?-
-$100 por los dos-
-¿Y no traían?-
-A duras penas alcanzábamos a juntar $40 entre los dos-
-¿Iban empezando?-
-¡Si! íbamos llegando, y mi mujer bien me decía que hoy no fuera a trabajar-

VIII

Los custodios nos dejaron estar en el patio y aprovechar los primeros rayos de sol que temerosos invadían a la ciudad. El ‘joven entrecano’ interpuso un amparo y lo dejaron libre antes de cumplir su condena, así que los cuatro que quedábamos colocamos unas sillas que semejaban a las usadas en mis tiempos de enseñanza secundaria, en un semicírculo en el centro de patio, donde los pequeños rayos de sol se esforzaban por calentar la ciudad. A los pocos minutos se nos unieron dos más ‘por alcoholímetro’ uno con facha de ‘Big Metra’ y otro que estudiaba en España y estaba aquí por la temporada vacacional. Los minutos pasaron y las anécdotas de cada uno salían a relucir, les prestábamos atención con mucho ahínco, se necesitaba ‘matar’ tiempo, las risas no podíamos disimularlas, no faltaba el comentario del ‘Big Metra’ <<Sólo hacen falta las chelas ¿no?>>, <<parece pic-nic esto>> dijo el ‘werito’.

IX

-Luis y Christopher al medico- dijo el custodio.

Por fin las 12:30pm la condena terminaba, nos despedimos de los demás y les deseamos suerte, ellos salían en la noche y la madrugada.

-¿Crees que en la calle nos hablarían?- le pregunté al ‘Orgas’ en referencia a los cuatro compañeros que se quedaban por ‘alcoholímetro’.
-No lo creo, a lo mejor el de chinos sí, se ve buen pedo, pero el wero no creo-
-Que cagado, como allá adentro no existen las clases sociales, ni el estatus, todos éramos iguales-

A la salida nos regresaron nuestras pertenencias y tras la puerta nos recibian los XVNCA ‘menores de edad’…


-o-

[Dedicado principalmente a mis carnales de la XVNCA, a los que son retenidos por ir borrachos y a los artistas de la noche que llenan de Graffiti la ciudad en tiempos inimaginables teniendo que ‘rifarsela’ a la hora de correr para evitar las 13 horas…]