20090525

El otro chisme 12: [Una Ciudad Perdida]

[Un gran reto onírico en 250 palabras…]


Me encontraba en una ciudad perdida —esas vecindades que de tan grandes que son parecen una ciudad— donde se supone vivía mi amiga. Estaba exactamente en su cuarto, en su cama y a lado de ella. Charlábamos de algo que no recuerdo. Ahora estamos desvestidos y estoy encima de ella. La penetro poco a poco, porque sé que es un sueño y quiero guardar la sensación para cuando despierte. ¿De quién corremos? No lo sé; pero vamos envueltos en una toalla por la calle que conduce a la casa de mis abuelos. Regresamos nuevamente a la ciudad perdida. Por las ventanas, veo payasos. En una casa, que se supone es donde nos encontrábamos en un principio, veo al papá de mi amiga. ¿De él huíamos? Tengo que recuperar mi ropa, porque no puedo correr envuelto en una toalla. ¿Cómo voy a regresar así a mi casa? ¿Dónde esta mi casa? Mis tenis no aparecen: tendré que correr en calcetas. Sé que me van a lastimar las piedritas de la calle. ¿Dónde se metió mi amiga? ¿Por qué me abandonó en su cuarto? Ahora, cómo llegó a la calle nuevamente sin ser visto por su papá. Estoy solo en una ciudad perdida y me duelen las piernas…

¿Por qué amanezco cansado?, si sólo fue un sueño… ¿O no?

-o-

[Al pequeño recuerdo que guardo de una persona muy especial]

20090505

El otro chisme 11: [¿Cómo salió ese tema a colación en la charla?]

[Lo más atrevido que he hecho o ¿que hubiera querido hacer?, en 250 palabras]


Cinco años atrás, me encontraba amenamente platicando con María, que era algo así como la exnovia de mi mejor amigo. La conversación que teníamos era un poco rutinaria, pero interesante: de los amores anteriores, de los problemas familiares, de los sueños, de las fantasías. ¿Cómo salió ese tema a colación en la charla? No lo recuerdo. Al acercarse la noche, me despedí de María y mi mente comenzó a maquilar un gran plan, que días después le comuniqué. Con ayuda de María el plan se perfeccionó.

Por esos tiempos, tenía una relación sentimental con Isabel, que era algo así como familiar de María. Como cada sábado llegó Isabel y María. Al ver a Isabel, le propuse ir a un hotel. En esa ocasión no había nadie más en donde vivía, por lo que le dije a María que nos acompañara. Al llegar al hotel, el recepcionista nos dejó pasar y nos asignó un cuarto en la planta alta, a pesar de que al entrar nos miró extrañado. Al entrar a la habitación, a falta de botella, comenzamos a jugar volados para realizar o poner retos. Los primeros retos fueron muy tranquilos, pero al pasar los minutos nuestras ropas nos empezaron a abandonar. El frío ambiente del exterior, se apaciguaba con el calor de nuestros cuerpos temerosos. La noche se avecinaba, por lo que solo restaba un reto más. Para el ultimo reto, Isabel le dijo a María: “El lado derecho es mío y el izquierdo tuyo; puedes hacerle lo que quieras, menos besarlo”. El plan resultó mejor de lo planeado.

Meses después María me comentó que ellas siempre habían querido hacerlo, pero no habían encontrado con quién…