Al ver al personaje que tendrás que entrevistar, rezongarás y, tal vez, maldecirás el momento. Sin embargo, empezarás a buscar más información sobre el personaje y a planear la entrevista: el lugar, el día, la hora, tu vestimenta. Comprarás, un día antes de la entrevista, una pequeña libreta para realizar tus apuntes y una pluma negra de gel, de tu marca preferida: Pentel. Ocuparás, nuevamente, tu celular para grabar la entrevista. Pensarás en la manera de ganarte la confianza de tu entrevistado; y, sobre todo, en las preguntas que le vas a hacer al día siguiente. Pensarás, toda la noche, en las dichosas preguntas…
Te levantarás un poco tarde, derivado de la noche en vela por el pensamiento de las preguntas. Verás el reloj y correrás a bañarte. Te vestirás como siempre: un pantalón de mezclilla, una playera y tu - eterna - sudadera azul de Argentina; dejando de lado tu vestimenta que habías planeado: pantalón de vestir, camisa y corbata y suéter. Saldrás de tu casa caminando a prisa, correrás al llegar a Tlalpan, comprarás un boleto de viaje en la estación Portales, abordarás el metro en dirección Cuatro Caminos, descenderás en la estación Zócalo, cruzarás la Plaza de la Constitución, caminarás por 16 de septiembre hasta llegar al Starbucks revisarás tu reloj y verás que llegaste 15 minutos tarde. Te sentarás en las mesas que están en la terracita. Verás como llega tu entrevistado, 3 minutos después que tú. Te reconocerá y se sentará enfrente de ti. Lo saludarás con un pequeño esbozo de sonrisa. Sacarás tu celular y lo mirarás a los ojos…
Tu corazón latirá un con un poco de fuerza, señal de tu nerviosismo. Le dirás: hola, ¿cómo estás? Él te contestará “¿Cómo esta esto de la entrevista?, carnal”; notarás ese pequeño estilo en su habla, característico de las personas de barrio. Le explicarás que la haces para tu tarea de la Universidad. Y comenzarás con una pregunta, que buscará ganarse su confianza: ¿Qué música te gusta? Te verá a los ojos y se le dibujará una pequeña sonrisa burlona en su rostro; rematando con “en realidad tengo un gusto musical muy variado; te lo puedo ejemplificar con algunos nombres de los grupos que traigo en mi iPod – notarás que saca un iPod Touch de su bolsa y que al revisarlo se le vuelve a escapar otra sonrisa -, por ejemplo: Muse, Tokio Ska Paradise Orchestra, Damas Gratis, Infected Mushroom, La Arrolladora, entre muchos otros”. Advertirás la trivialidad de tu pregunta, por lo que continuarás con una pregunta que pueda darte para más: y. ¿dónde trabajas?; te contestará “en Fonart, es una instituto que maneja un programa social de la Sedesol; ahí soy el asesor del Director de Operaciones”. Atacarás, inmediatamente, con una pregunta que busca obtener una opinión: ¿qué piensas del desarrollo social en México? Se llevará una mano a la mejilla y se la rascará, desviará la mirada un poco y al volverse a cruzar con la tuya comenzará: “verás, a mi me parece que, para empezar, el desarrollo social en nuestro país ha sido utilizado como una plataforma política, y desgraciadamente no tiene un plan de largo plazo y, sobre todo, de largo alcance; es decir, siento que, el desarrollo social no tiene una visión y no esta encaminada a, realmente, combatir la pobreza, sino a solo repartir un apoyo y ya – se quedará callado un momento, pero notarás que quiere agregar algo más- y sabes ¿dónde radica, a mi parecer, el principal problema?”; esperará un poco tu respuesta, pero sin dejarte contestar añadirá: “desgraciadamente, los puestos estratégicos son regalados, si así lo quieres ver, a personas ajenas al desarrollo social y sobre todo a la realidad de México; ya que, por lo regular, son personas que creen que el país esta bien y que si hay algún problema se resuelva con modelos o metodologías lejanas, completamente, a las necesidades de la gente; y si, a esto le agregas que, muchos de los funcionarios públicos desconocen la normatividad aplicable, verás que resulta que del desarrollo social los únicos que resultan beneficiados son los funcionarios públicos”. Tendrás, en ese momento, la oportunidad de hacerle una crítica: entonces, ¿tú eres de esas personas beneficiadas? Te verá un poco confundido, pero empezará con su respuesta “no, en mi modo de ver la vida, creo que lo más fácil es criticar, el problema o el verdadero reto, estriba en buscar la solución a eso que tanto criticas; por lo que, en mi trabajo trato de que las cosas se desarrollen de acuerdo y para lo que fueron concebidas, ya que, es el dinero que se ocupa es de todos los mexicanos y lo mínimo que puedes hacer es usarlo adecuadamente“. Le contestarás que estas de acuerdo, y tratarás de explorar otras facetas de la personalidad de tu entrevistado; le preguntarás acerca de sus pasatiempos; verás como su semblante se tranquiliza y contestará, de modo alegre “me encanta dibujar, leer y, a veces, intento escribir”. Verás que se abre una puerta: ¿Cuáles son tus sueños?, a lo que él contestará “sueño con ser un narcotraficante famoso y muy cabrón”, e inmediatamente, soltará la carcajada y añadirá “no es broma, en realidad me llama mucho la atención el poder que tienen esas personas, me gusta la transgresión que hacen de las leyes e instituciones del país, y siento que puedo desempeñar un buen papel como capo de la mafia”, nuevamente soltará una gran carcajada y rematará “sin embargo, me gustaría escribir cuentos y una novela”. Le preguntarás acerca de sus lecturas y sus autores preferidos. Él te contestará que son varios sus autores preferidos, pero que si tuviera que elegir a uno, sin duda, sería Mario Benedetti. Le harás notar que has leído sus otros chismes que publica en su blog, a través de tu siguiente pregunta: ¿Por qué te gusta tanto, el tema de la muerte en tus relatos? Le agradará el escuchar que has leídos sus textos y te explicará “me causa mucha curiosidad el tema de la muerte, me gustaría saber que pasa con los pensamientos cuando el cuerpo se muere; además que este año asistí a dos funerales: el de mi primer jefe en Fonart y el de mi primo”. Callará un momento y bajará la mirada, por lo que, esperarás un poco a que enfrente ese duelo.
Sentirás que es tiempo de finalizar la entrevista, por lo que, harás una última pregunta: ¿Cuándo vas a realizar esta entrevista? Él te contestará “realmente, esta entrevista nunca va a pasar; solo somos parte de un pensamiento, de una meditación, de un cabildeo en la cabeza de Christopher”…