20110126

Columna "Cartón Político": [Disidencia de ficción...]

“Ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los 20 años”, José Emilio Pacheco.


Les llaman disidentes, revoltosos, grilleros, contestatarios, huelguistas, comunistas, izquierdistas, trotskistas, marxistas, rojillos, lenninistas; les denominan de una infinidad de formas a los que se reunen en las escuelas a cabildear sobre el futuro de la educación en sus escuelas, a luchar por los derechos de los estudiantes, a participar en las marchas de protesta por alguna injusticia o por alguna conmemoración de otra injusticia, en fin, a cambiar (o al menos intentar) la realidad social...

Se les puede ver en las marchas en contra de el aumento de gas, de luz, de la tortilla, de la gasolina; en contra de la eliminación de la Compañía de Luz y Fuerza; en contra de las reformas a la Ley del IMSS, de la educación, de la leyes orgánicas del Politécnico y la UAM; en contra del rechazo masivo de estudiantes en las instituciones de educación media superior y superior públicas; en fin... se les puede ver hasta en la marcha en contra del arresto de Kalimba, bueno, no es para tanto, pero si tienen una activa y alta participación en las protestas que caracterizan a nuestro hermoso país..

Según, lo que puede interpretarse de la Real Academia Española un disidente es aquel que se separa de la común doctrina, creencia o conducta. Es decir, aquel que va en contra de lo establecido, de lo ordinario, del sistema... y para algunos, y quiero enfatizar que son algunos - porque llega a haber algunos (otros algunos que son menos que los primeros, bueno eso espero) que son más extremistas y no aceptan la crítica -, que toman muy a pecho eso de “estar en contra de lo ordinario” y deciden, simplemente, no estudiar o no entrar a clases, aspirando a ser un fósil respetado, un gurú de la disidencia y el bien común estudiantil, una copiamadeinMéxico del Ché (con boina incluida) o de Marx (con barba Jefe Diego Style) o de Lenin (con barbita de chivito y poco pelo, por eso de que el fosilismo cobra su factura en el tiempo) o de Trotsky (con un aire intelectual con los lentes)...

Lo que se tiene, es una disidencia de ficción, que simula disidir, que protesta por protestar, que claudica cuando pueden ser consecuentes, que demanda cosas lejanas a la realidad y a las condiciones del país, que diside porque es una etapa de todo ser humano, en donde estar en contra es estar a la moda, como dijeran los padres (y los abuelos) son “rebeldes sin causa”, porque están lejanos de tener una causa en común, que realmente tenga un beneficio a largo plazo. Esta disidencia está mal organizada, no cuenta con proyectos propios, no cuenta con soluciones apegadas a la realidad y a las instituciones, no cuenta con las ganas de cambiar los patrones -con sus patrones - de conducta y vida, que realmente harían que esta sociedad revolucionara y disidiera del sistema que tenemos...

*La última y nos vamos

Dijera El Viejo Budiño (en Gracias por el fuego de Mario Benedetti) que, el problema no es que haya izquierdistas (y también derechistas), el problema es que “pertenecen a una generación debilucha, novelera, frívola, habituada solamente a repetir frases hechas, incapaz de pensar por su cuenta“...

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